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domingo, 25 de septiembre de 2011

POCAS SETAS O BOLETS

EL PERIÓDICO / Barcelona

Hay pocos níscalos o rovellons. Un agosto y un septiembre sin lluvias y en los que han predominado las altas temperaturas han hecho mella en la temporada de setas. Los hongos escasean, en especial las variedades más apetecidas, hasta el punto de que en algunas partes se están pagando 50 euros por un kilo de rovellons.


La mala temporada es palpable en ferias como las que tienen lugar en esta época del año, como La Festa del Bolet, en la Pobla de Lillet, donde este fin de semana no solo brillan por su ausencia las mejores setas, sino algunos puestos de siempre. Josep Vilalta, por ejemplo, un boletaire profesional que nunca había fallado a la cita, este año ha decidido no instalar la tienda. "No vale la pena por las cuatro setas que hay en el bosque", dice.

La lluvia de ayer deslució la primera jornada de la Festa, pero hizo crecer las esperanzas de que el último tramo de la temporada sea mejor. Con un poco de suerte y algunas jornadas lluviosas más puede que no tengan que repetirse episodios como el que tendrá lugar hoy: que en la Pobla de Lillet tengan que utilizar setas de Mercabarna (compraron 110 kilos) para la degustación

lunes, 12 de septiembre de 2011

LOCOS POR LOS BOLETS

La campaña de recogida de setas que está a punto de comenzar será buena, pero no excepcional como lo fue la pasada, con una producción de 110 kilos por hectárea, más del doble de la media en los bosques de Cataluña, que es de 46 kilos por hectárea. Los buscadores de setas, es decir, los boletaires, tienen ya los cestos preparados para lanzarse al bosque en busca de las especies de hongos más apreciadas, especialmente el rovelló, cep, llanega, fredolic, camagroc, llegua de bou y ou de reig.

Juan Martínez, investigador del Centro Tecnológico Forestal de Cataluña, con sede en Solsona, calcula que esta temporada la producción será de 60 a 80 kilos por hectárea. "Esta campaña no será excelente como la pasada, pero tampoco mala. Será superior a la media de los últimos 16 años", afirma Martínez.
Fuente de esta noticia: EL PAIS

La fiebre por las setas se desata durante los fines de semana y puentes festivos de otoño cuando la mayoría de los bosques catalanes se ven invadidos por centenares de buscadores. Muchos se toman la actividad como una forma más de ocio, pero otros la han convertido en un negocio que, en temporadas de buena producción como la actual, puede reportarles ganancias por los elevados precios que se pagan en los mercados. Algunas familias del Pirineo leridano han llegado a ganar 6.000 euros en un mes.

El mapa comarcal de las setas se extiende desde el Pirineo hasta las sierras cercanas al litoral, pero las zonas que acostumbran a tener una mayor producción son el Bergadà, Ripollés, Montseny, Garrotxa, Alt Urgell, Solsonés, Alta Ribagorça, Pallars Sobirà y Val d'Aran. No importa dónde aparezcan las setas, ya que hay un ejército de boletaires que está dispuesto a recorrer los kilómetros que haga falta para localizarlas y meterlas en el cesto. "Los boletaires se mueven mucho, pero primero se informan de los lugares en los que ha llovido más", señala Martínez.

La aparición de setas suele estar condicionada a la climatología y depende del régimen de lluvias que se registre en los meses de agosto, septiembre y octubre. Este año la lluvia se ha repartido de forma desigual por el territorio y las altas temperaturas y los vientos de las últimas semanas podrían alterar tanto el proceso de fructificación de los hongos como el inicio y desarrollo de la campaña, según apunta el Centro Tecnológico Forestal de Catalunya.

En Cataluña existe mucha tradición micológica, aunque según Martínez el nivel de conocimiento sobre el mundo de las setas es bajo. "Conoce una media de cuatro especies. Con un mayor conocimiento se evitaría el riesgo de intoxicaciones y se llenaría antes el cesto", asegura.

Se calcula que 350.000 personas van a los bosques a buscar setas al menos dos veces al mes durante la temporada. El número de boletaires ha crecido tanto en los últimos años que la recolección de setas se ha convertido en una afición de masas. El fenómeno ha abierto un debate sobre la necesidad de regular la actividad y controlar el acceso a los bosques estableciendo tasas a los buscadores.

Los expertos consideran que cobrar por buscar setas resulta impopular y no es la mejor solución para proteger los bosques. Desde el Centro Tecnológico Forestal de Cataluña se propone elaborar una normativa de recolección que no implique cobrar a los boletaires, pero sí limitar la cantidad y tamaño de las especies de setas que se pueden recolectar. Se trata de conciliar la parte lúdica y, a veces, económica de esta afición con la protección de las masas boscosas. Otras comunidades autónomas ya se han dotado de la normativa que regula la actividad micológica, pero en Cataluña todavía no se ha legislado al respecto. Los agentes rurales y los Mossos d'Esquadra se limitan a vigilar que los buscadores no destrocen el sotobosque con el uso de rastrillos, algo que degrada el ecosistema y merma la producción de los años venideros.

Algunos ayuntamientos como el de Araòs, en el Pallars Sobirà, y Bonansa, en la Ribagorça oscense, cobran desde hace años una tasa de 5 euros para poder coger un máximo de 15 kilos de setas por persona en sus bosques comunales. Con esta medida se persigue evitar la entrada masiva de vehículos que deterioran las zonas boscosas, pero al ser pueblos pequeños sin policía local resulta muy difícil controlar todos los caminos. Otros pueblos se plantean limitar el acceso motorizado a sus bosques cerrando las pistas forestales y obligando a los recolectores a realizar largos recorridos.

La invasión de boletaires acaba pasando factura al bosque. En Cataluña, el 85 % de los bosques son privados y sus propietarios reclaman participar de alguna manera de los beneficios que se obtienen con la recolección de las setas para poder invertir el dinero en su conservación y mejora de los accesos. Martínez señala que los propietarios de los bosques están en su derecho de cobrar a los boletaires y de prohibir la recogida de setas sin autorización. "No soy partidario de poner cotos, como se hace para la caza, pero sí de un aprovechamiento de los recursos de los bosques por parte de sus amos", concluye.

Fuente de esta noticia: EL PAIS

sábado, 3 de septiembre de 2011

NOTICIAS

La campaña de setas de este año, que en algunas comarcas catalanas está a punto de comenzar, será menos abundante que la temporada pasada, según el Centro Tecnológico Forestal de Catalunya (CTFS), cuyos técnicos apuntan que, no obstante, estará por encima de la media de los últimos años.

De hecho, en algunas comarcas, donde las tormentas de finales de julio y principios de agosto fueron generosas, como en el Ripollés y en otros puntos del Pirineo, ya se pueden encontrar ejemplares de setas, a pesar de que las elevadas temperaturas y el viento de estas últimas semanas podrían paralizar o retrasar su fructificación.

Teniendo en cuenta las predicciones climáticas a largo término, que prevén un otoño un poco más lluvioso, sobre todo en las comarcas del Pirineo y Prepirineo, y un poco más fresco que la media, el CTFS confía en que se puedan recoger entre 60 y 80 kilos de setas por hectárea (84.000 toneladas en todo Catalunya). Estas cifras están por debajo de la campaña de 2010 (110 kg/ha y 132.000 toneladas en toda Catalunya), aunque por encima de la media de los últimos 16 años (46 kg/ha y 55.200 toneladas globales).

Pendientes de la lluvia y el viento
La producción variará en función de la distribución de las lluvias, de cómo sean de espaciadas, y del viento, de manera que no todas las comarcas tendrán la mismas producciones. Desde la CTFC, Juan Martínez de Aragón, investigador del centro, remarca que las estimaciones se calculan a través de modelos matemáticos de producción de setas obtenidas por muestreos micológicos en parcelas permanentes distribuidas por los bosques catalanes y de información meteorológica recogida en cada una de las parcelas.

Estos modelos tienen en cuenta la variabilidad en la producción de setas que hay entre los diferentes tipos de bosque y la disponibilidad de agua que habrá durante la campaña (septiembre, octubre y noviembre).

Para conocer la disponibilidad de agua, un dato clave para que se cumplan las previsiones de producción, se han basado en las predicciones a largo término obtenidos del National Centers for Environmental Prediction. La predicción de la producción de cada especie es más difícil de hacer, ya que cada una tiene unos requisitos específicos.

Unas 3.600 toneladas de 'rovellons'
En el caso de los rovellons, la variable que más influye son las lluvias de los meses de septiembre y octubre. Por tanto, su producción dependerá de si llueve o no durante estos meses. Según las predicciones climáticas, en esta campaña se podría producir de 2 a 4 kilos por hectárea, lo que suponen un total de 3.600 toneladas de rovellons en toda Catalunya.

Fuente: EL PERIODICO